Todo comienza con las sirenas
- Dayne Rosales
- 12 feb 2016
- 5 Min. de lectura

En medio de murallas blancas, pasillos solitarios y un olor profundo de alcohol que penetra hasta lo más profundo y recóndito del cuerpo humano, se escuchan, se ven, se sienten lágrimas de dolor, de desesperación, gemidos y gritos.
A lo lejos se escuchan las sirenas de las ambulancias que vuelan como el viento y que llegan más rápido de lo deseado y son estas una señal inmediata de algunas emergencias médicas que lamentablemente llegan más rápido de lo que se espera.
Era impresionante la cantidad de personas que allí se encontraban, pacientes, familiares, estudiantes, pasantes y doctores, personas que no se encuentran allí por casualidad de la vida o porque es un lugar divertido que sube estados de ánimo, al contrarío es ahí, el lugar en donde las horas del reloj pasan lentamente, un minuto parece un siglo y cada segundo una eternidad, sobre todo para los familiares de los pacientes que se encuentran angustiados, ansiosos, nerviosos ante la respuesta de los doctores con respecto aquellos familiares que se debaten entre la vida y la muerte.
En cada pasillo, camino, pasadizo del hospital, el ambiente es frío, helado. El mundo parece ser capturado en una cápsula de tantos casos distintos y no tan alejados los unos de los otros; el escándalo es tan grande como el de un mercado y sin embargo al mismo tiempo tan silencioso como una iglesia, la situación para algunos es desesperante, para otros triste y otro tanto caótica, la calma, la serenidad son dos virtudes que pasan desapercibidas.
En el piso tres del mencionado en el área de pediatría, se encuentra un caso curioso de un pequeño llamado Ángel David, un niño de tan solo 4 años de edad que fue arrollado en Petare, su madre salió a realizar algunas compras, y en el momento en donde cruzaba la avenida, un motorizado la golpeo a ella y a su niño, ella afortunadamente no sufrió herida alguna, pero por cosas de la vida su bebe sí, rápidamente llegaron los paramédicos y lo transfirieron al hospital militar, ahí presentó una fractura en el fémur por lo que fue enyesado con pesas y una quemadura leve, que por no recibir atenciones necesarias se le infectó y es por ende que se replantea el caso ya que el tratamiento cambia y se plantea una operación que no tendrá respuesta hasta que diversos médicos hayan discutido el caso, un jovencito muy popular e inteligente que se ha ganado el cariño de los médicos y de las enfermeras, un joven travieso que desea recuperarse pronto.
Y como este caso hay millones, es por ello la importancia de la diligencia que deben poseer doctores y enfermeros, no es solo cuestión de profesión sino de vocación, ya que el área de la salud conlleva a una gran responsabilidad, y es la de salvar vidas, no son animales sino seres humanos, que sienten, que lloran, que ríen y que sufren.
Las horas transcurren el día continúa y es así como se llega al área del Quirófano, que se encuentra en el piso 10, lugar en donde el acceso es solo para el personal calificado, y es allí donde las horas se hacen infinitas, parecen no tener fin, las emociones se convierten en un mar de nervios que paralizan el sentido, cortan la respiración, las manos se entrelazan solo para suplicar a un ser divino y esperar con fe que quienes se encuentran en quirófano salgan sanos y salvos.
Varios personajes de diversas edades y diferentes colores, texturas, y personalidades, se debaten en medio de un quirófano tan frio que congela por horas sus órganos, cada célula, incluso cada microorganismo que compone su cuerpo, su respiración por instantes se paraliza como un águila en pleno vuelo, sus pensamientos se congelan, los sueños en ese momento tan corto no existen, solo existe la esperanza que no se ve, solo se siente junto con el deseo de seguir viviendo.
Mientras lo anterior se vive dentro de pabellón, afuera en la sala de espera se encuentran los familiares nerviosos, angustiados y ansiosos, ante la respuesta de los médicos, a las 9 de la mañana ingresa Gabriel a pabellón, un niño de tan solo tres meses de edad, quien nació con problemas en el corazón e ingresó para recibir una operación de corazón abierto, mientras el niño se debate entre la vida y la muerte, afuera del quirófano , en el pasillo, las lagrimas recorren las mejillas de una madre preocupada, nerviosa con miedo a recibir una respuesta no grata, sin embargo con una fe y un deseo de vida para su hijo inquebrantable, se encuentra abrazada a su esposo, su madre y un rosario que sujeta con fuerza minuto tras minuto.
Cinco casos en cirugía. Sale el primero, a las 12 de la mañana, un señor de avanzada edad llamado Humberto Parra quien sufría de cáncer de próstata y la enfermedad estaba muy avanzada razón por la cual a pesar del esfuerzo de los médicos, no logró sobrevivir, familiares lloran al recibir la noticia, sin embargo no se ven sorprendidos, ya muy poca esperanza de vida le daban al señor que agonizaba en vida, y no tuvo otra oportunidad para seguir en el mundo terrenal.
Lo abrazó la muerte, lo acobijo la extinción, ya solo quedara el recuerdo de lo bueno y lo malo que sembró en vida.
Luego a las 1 de la tarde sale un niño que fue operado de peritonitis, algo salió de forma no esperada, su estado es muy delicado razón por la cual lo trasladaron a cuidados intensivos, la madre al ver estos se llena de desesperación pero lo médicos no le dan respuesta de nada, solo corren por un lado y por otro con la camilla del niño, otro grupo carga la bomba de oxigeno, todos pasan nadie habla, mientras la madre llora con un dolor tan profundo e inmenso que es difícil de describir, reza, suplica a su Dios que su hijo se mejore, que se recupere y que todo salga bien.
Otro caso se encuentra en pabellón, es nuevamente un señor de avanzada edad, que no tenía familiares esperando por él, no solo lo acompaña una enfermedad sino la soledad, no tiene nadie que espere ansioso por el, nadie que rece por su mejoría, nadie que derrame lagrimas de tristeza y tampoco de felicidad, por lo cual se desconoce el motivo de su operación lo único que se sabe es que salió de quirófano a las 2:30 de la tarde directo a terapia intensiva, y a pesar de todo lo que sucede al mismo tiempo, a pesar de la muerte de muchos el mundo continúa como si nada, las horas pasan, ya había llegado la tarde y aun no había respuesta de Gabriel el niño que estaba siendo operado del corazón, otros pacientes salían de quirófano estables y otros no tanto y así transcurría la tarde lentamente, con la neblina hasta el piso, una llovizna que no cesaba y una brisa tan impasible e indiferente de lo que acontecía que generaba una situación aun más angustiosa.
Los familiares de los pacientes se alegraban al recibir buenas noticias de estos, los demás familiares que no recibían respuestas permanecían inmóviles, idos como en un limbo de presión que sucumbe los miedos más intensos de las personas, un mundo desconocido para muchos y conocidos solo por aquellos que compartían la misma ansia.
Ya, el sol empezaba a ocultarse tras la montaña, eran las 5 de la tarde cuando de pronto salé un doctor y expresa en un tono de satisfacción que la operación de corazón abierto de Gabriel fue un éxito y que el niño se encuentra estable, sin embargo se mantendrá en observación estricta durante 24 horas, debido a la complejidad de la operación, nuevamente la madre respira profundamente y llora, esta vez lagrimas de alegría recorren su rostro.
Son estas historias, una pequeña muestra de la cantidad de casos, que guarda en silencio y recelosamente cada uno de los pasillos del hospital Militar, que tiene mil y una historias que contar.
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